lunes, 13 de diciembre de 2010

Otra noche



El tiempo se agota, llega a su fin mientras las sirenas juegan en una sinfonía tan caótica como los pasos de la gente por las calles manchadas.

Sus caras dibujan angustias, no llegar es un final para ellos. Me difumino entre ellas, paso desapercibido. Es fácil verse confundido en esa marabunta llamada humanidad.

Recorro zonas de chalets adosados de cartón. La barra libre está al alcance de cualquier soñador por mucha vida que haya padecido, por mucho dinero que sus bolsillos hubieran perdido. Hoy compartimos copa medio vacía.

Te busco, te busco en la noche. No recordaba lo fácil que era encontrarte.
Pronto me quedo sin riego sanguíneo contemplándote al igual que cientos de amantes en tus noches en la hierba. Me regalas la brevedad de un deseo, un pedacito de ilusión tan absurda como mi figura, ahí quieta…callada.

Me pregunto a cuantos habrás emborrachado de sueños. A cuantos habrás guiado hacia el fin del mundo o hacia una playa virgen. Cuantos estúpidos, sabios, pobres y ricos habrán dirigido sus súplicas a ti que todo lo escondes.

Me pregunto qué hago yo aquí buscándote en la noche. Te recito una súplica con tantos ecos como horizontes habrás envidiado. Es lo que te ofrezco. Vivir por ti cada alba en tu nombre a cambio de una nueva noche en la que los cuadros cobren vida y las luces no te hagan sombras.

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