martes, 31 de agosto de 2010

Perros perdidos





Somos perros perdidos caminando por la calle sudorosa

Llenas de perros perdidos como nosotros, cada uno tiene su historia

Nuestras lenguas sedientas, el polvo nos ciega

Caminamos a tientas siguiendo su aroma

La calle es una gran vagina en la que nos adentramos

En el calor de la noche, nos espera y sonreímos

Los perros perdidos tienen su casa en ella

No pregunta tu nombre, tan solo te acoge

Ella es buena, te acuna en la noche

Y te protege de la gente durante el sol

Somos perros perdidos caminando sin destino

Nuestro mal es el tuyo. Esta calurosa noche

Hemos perdido.

Nuestros corazones gritan nuestra vergüenza

No nos importa. Nos sentimos vivos.

Ella nos acoge. Duerme nuestra pena

Nos dice hasta mañana sin juegos ni orgullos heridos.

La calle con sus luces me recuerda al brillo de sus ojos.

Los llevo tatuados en mis brazos. Cada día que te abrazo

Al sentirme perdido.

Azar





El azar no es casual. Todo depende del lado de la moneda que eches a rodar. La fuerza e intensidad de tus dedos al hacerla girar harán que el drama dure más o menos pero al final...nada es casual.

La moneda terminará mirando con esos ojos claros, como de niño hacia el cielo, reflejando el brillo de otros ojos, lejanos que sonríen.

Cuando tiras una moneda al aire no depende de la casualidad. El empuje de tus dedos al lanzarla hacia arriba junto con el lado elegido determinarán hacia dónde se decantará el destino. Nosotros intervenimos no lo dudes amigo.

Ahora bien. Hay cosas que se escapan a mi juicio. Nunca entenderé el azar en playas masificadas de turismo. No puedo entenderlo pero creo haber percibido un brillo sonriente...

domingo, 29 de agosto de 2010

Rojo, verde, ámbar.




Anoche creo que te comenté algo sobre la traicionera beatitud de las horas oscuras en las que presos del más denso alcohol, nos volvemos ajenos a nosotros mismos. Extraños para nuestras neuronas espejo.

Esta noche ha sido continuidad de la anterior. Si cabe, hemos atado más cabos. Lo primero es contar las sonrisas que nos hemos encontrado. He respondido con mi mejor repertorio y en algunos casos, amansado a fieras.

En otros, sólo he encontrado el frío yermo de un tirano venido a menos con el paso de los años. Uno de esos seres estancos, estancados, estampados en serie, estatutarios, estratificados al mismo lema, estalinizados por su mera presencia, seres de estraperlo, lo dicho. No me siento dolido por ello. He sonreído lo mejor posible coherentemente a mis deseos de verte. En ocasiones logro arrancar algo de ti, con ello me basta. Lo demás no vale nada si no lleva tu olor.

Puede ser que hacerse viejo sea algo inevitable, puede ser, más si hacerlo es sinónimo de perder trozos de ti, lastres más o menos pesados debería discutirlo con el que pone el sello a nuestras partidas de nacimiento.

Asumo que llevo muchos años de sereno envejecimiento soltando anclas oxidadas. Creo que es algo que venimos compartiendo últimamente. La oferta de defunciones no es la misma que la demanda de nacimientos. Puede que aparezcas en mi vida como un semáforo en ámbar, intermitente, con múltiples caras y rarezas mal disimuladas. No me importa. Me encantás.

Puede que tú desaparezcas de mi vida como un semáforo en rojo, estático, con una misma cara de inflexible rectitud de ideales que te sirven para justificar todo, incluso la ausencia de cariño en tus caricias verbales. No podré impedirlo. Partirás.
Puede que aparezcas en mi vida como un semáforo en verde, sonriente de labios rojos, con una mirada tan convincente que hasta la justicia se quitaría la venda para verte. Completamente parcial. No es un delirio. Llegará.

Mientras mis augurios se ponen de acuerdo, llega el momento de regresar a la vigilia del sueño. No distingo ya si fuiste o eres real. La niebla de las culpas ocultan los restos.

Volvemos a puerto. La noche es agresiva. Puede que haya algún muerto. Evitamos males mayores. Me gritan que me aparte. No pienso evitarlo. La gente está demasiado borracha. Podré esquivarlo pero tú amigo, no quiero verte caer. Fíjate en mí. La frialdad vale para algo aunque sudes vinagre y tu aliento sea ginebra.
Déjame llevarte a casa. Te pondré a salvo. Volvemos a dónde nadie puede tocarte. Este puerto y refugio dónde espero encontrarte aunque sea la estela de tu paso, aunque seas ámbar en mis manos.

sábado, 28 de agosto de 2010

Telón y us






El telón se baja con nuestras zapatillas viejas usadas llenas de polvo. La noche todavía aguarda. No es tarde para irse a dormir susurras. Nunca te hago caso, no insistas. Déjame en esta esquina. Todavía tengo algo que hacer. La noche todavía aguarda. La verdad es que nunca termina. Mis ojos están acostumbrados a ella. Por ello cada vez que veo una luz de neón me quemo como una polilla.

No hay nadie por las calles por las que suelo habitar. El alcohol se confunde con regueros de orines. Huele a viernes. Es tal vez demasiado tarde para empezar e incluso arrepentirse. Queda lo que queda, lo que puedes contemplar. Todo lo demás no existe. Es la magia de la palabra.

Los grupos repiten las mismas rutinas de cada semana. Los mismos locales, la misma música. No hay quien cambie esta dinámica. Nos sentimos seguros en ella. Bebemos las mismas cosas en casi idénticas cantidades. Sonríes a las mismas personas pues es la costumbre. De vez en cuando hay algún cambio aunque estamos demasiado perdidos para encontrarlo.
Entro en uno de esos mismos locales. Estamos los de siempre. No me sorprende. Soy recibido como un jefe de estado, con el himno que “Nadie sabe”. Inconfundible ese bajo ronco, casi colocado que repite una y otra vez…”nadie sabe”. Me animo. Pido una cerveza. La gente saluda de manera sincera o no. Me importa poco la verdad a estas horas de mi vida. La sinceridad es un arte que pocos comparten, el mundo carece de artistas y sobra de cobardes.

Entablas conversación conmigo o yo contigo. Veo para el espejo, no estás. Será cosa del cansancio, suena “Where is my mind” y sonrío, sonríes. Vivimos tiempos extraños pronuncias. Tengo ganas de gritarte pero me contengo como casi siempre. Me pregunto cómo sería el mundo si dejase de ser extraño. Qué sería de ti y de mí. A quien le pediría un poco de aire, a quien besarías en silencio lleno de cómplices. ¿Cómo nos engañaríamos con tantas buenas intenciones?
Me doy cuenta de que estoy rodeado de ellas. Incluso yo mismo soy un proyecto lleno de ellas. El único problema es que he agotado mis noches de “promesas” . Esta concretamente es una continuación de ayer y anteayer. Caída en picado. Me preguntas si me pasa algo. Sabes que me gusta volar te susurro despacio, de esa forma que te obliga a acercarte un poco más, demasiado cerca para echarte atrás. Te cuento un secreto de buen amigo. No quiero hacerte daño. Te suplico un “lo siento” mientras me miras despacio. Asientes. Pareces relajado. Me pones una mano en el hombro y me dices, gracias. Me siento aliviado. Puedo seguir mi camino, me has liberado. Al mismo tiempo, me acerco un poco más a ti.

De todas formas insistes en tu pregunta e insisto en mis respuestas. Sabes, amigo, que me gusta volar.

A los Pixies le sucede Smashing Pumpkins, 1979, noche melancólica parece, todas esas canciones me recuerdan tanto que necesito parar. Cierro los ojos por un instante. Las imágenes me sacuden. Cientos de caras, risas, miradas, algunas cercanas, otras fingidas en la oscuridad donde solía encontrarte.
Siento un empujón. Eh! Vamos! Me gritas. Hora de cambio.
Vivo con ese lema en el papel higiénico. Hora de cambio.

El panorama empeora. Con lo bien que estaba dentro de mi cueva sonora. En la calle las masturbaciones son en masa. El porno es una proclama en cada sonrisa mal dibujada.

Entramos por turnos. La boca del infierno le llamas. Campo de nabos nos dice el portero. Gracias por el aviso “meu” le contesto. No tengo el cuerpo para incendios y más últimamente con el tipo de riego al que lo someto. Suena Red Hot, más viaje en el tiempo, pero no lo suficiente me digo pellizcando el pulgar por si fuera un sueño. Pido un agua. El camarero me mira extraño. Un agua por favor repito. Es el mar muerto, flotamos como podemos conviviendo tiburones con salmones.
Alguien ajeno me sonríe. Quiere vacilar. Sí que es raro venir a este antro y pedirse un agua, pronuncia seseante. Si la tienen es para vender respondo con un tono neutro. Empiezo a calentarme. Ya! Insiste el ajeno, pero es extraño y tiene huevos que pidas un agua en este garito. No sé qué perra le ha entrado a este tipo así que hago gala de mis habilidades diplomáticas en decadencia últimamente para espetarle. Lo importante “meu” es estar y no lo que bebes. Parece que lo entiende cosa que me sorprende dadas las horas que son. Me deja tranquilo. Paz firmada.

Me señalas con un dedo. La boca del infierno le llamas. Ahora lo entiendo. La gente tiene la cara desfigurada, descolocada. Estamos en el interior de lo abstracto. Eso es algo que a menudo vivimos. Nunca me ha gustado, te digo. El qué preguntas. Lo absurdo y lo abstracto.
¿A qué te refieres? Curioseas.
A lo absurdo del aviso del portero, a lo abstracto de buscar los consuelos que nos hacen dormir despiertos. A lo absurdo de este amigo tuyo cansino y borracho. A lo abstracto del deseo y los sueños desdibujados. Respondo pausado.
Es cosa de la neblina de este antro respondes. Puede ser susurro para mis adentros no muy convencido, puede ser.

Decido irme. Ha sido suficiente. Siempre lo es hasta que me hago daño. No necesito más dosis de realidad encapsulada ni palabras camufladas, ni llamadas no contestadas. Creo que ha sido suficiente por una larga temporada. Tengo la inspiración suficiente. He bebido tanto de su sangre como para alejar al blanco del papel.
Sonríes. Sabes lo que pienso más no lo que siento. Es mi ventaja sobre ti. ¿Tienes lo que has venido a buscar? Preguntas irónico.

Sí, nada más entrar la vi. Ella nunca se esconde. La tengo siempre en mi cabeza.
Rompes a reír mientras que irónico te contesto. Es lo que vas a cantar.
El telón se baja más no para mis ojos que te buscarán siempre, aunque no puedas verme.

martes, 24 de agosto de 2010

VII




Tengo tus ojos sobre las palmas de mis manos
trato de cerrarlas, ocultarlos de la luz
La marea nos arrastra, perdemos todo calor
mientras nuestro cuerpo pide calma
mientras nuestro cuerpo se desarma
con una simple sonrisa
el mundo se acompasa
sin prisas, sientes la punzada
el tiempo llega a su fin
es una costumbre tuya, no lo dudes
eres experto en sí.

Tengo tus ojos brillantes flotando sobre
las palmas de mi mano
la línea del horizonte es mi meta
tu ya estás sobre ella
lejos, tan lejos que me duele
tan lejos que ya he perdido
sin haber salido a por ti.

Tengo tus ojos sobre las yemas de mis dedos
dentro de ti, cosido a ellos experimento
la alegría no es cosa de niños
ellos juegan con la inocencia
mientras nosotros jugamos en ella.
Aprende rápido me gritas. No tenemos tanto tiempo.
Dame una patada.
Despiértame de este lado del mundo
dónde nadamos en nubes de cielos alquitranados.

Tengo tus ojos sobre mis labios cerrados.
dentro de ti, fuera de mi...
la verdad es dura por más que la endulzas
con palabras llenas de ternura.
Estás tan lejos que apenas las escucho.
Estás tan lejos que apenas te escucho.
Dame una patada.

Hazme sentirte real. Las monedas bailan
al caer de nuestros bolsillos con agujeros.
Nadie me avisó del peso de mis huesos
nadie me avisó del peso de mis gestos
y ahora, en esta momento, el viento me empuja
hacia la orilla desde donde
te podré contemplar.

lunes, 23 de agosto de 2010

El hombre cuchara






Sostengo una antigua cuchara entre mis dedos. La encontré de casualidad entre restos de vidas pasadas. Pequeños tesoros olvidados a conciencia. "Imagino su cara dentro de 50 años. - pensó, quizás mi abuela".

La cantidad de historias que ha paladeado esta cuchara podría llenar estanterías con infinidad de pequeños retazos de la vida de personas anónimas en el tiempo. Esta cuchara si hablase sería la musa de cualquier escritor, director, guionista. Sin embargo está haciendo malabarismos sobre mis dedos mientras observo atento sus detalles.

Creo percibir algo, un pequeño zumbido. Creo que quiere decirme algo. Espera, tiene una historia que contarme.

Cada pedazo de ti en mí. Te he visto nacer y te he visto morir cientos de veces y tan sólo ahora, por un extraño capricho, decides escuchar. - comienza a susurrarme.
Hace años una persona tan sabia como imprudente me dijo lo siguiente: “El secreto de la felicidad radica en saber disfrutar del momento en el momento adecuado “.

Estas cucharas están llenas de vida. Eso me recuerda que tengo un tazón enorme de cereales esperando por mí a estas horas. Voy a saborear un poco del presente con cierto toque a pasado pensando en mañana como un día en el que la luz me permita darle la razón a ese "hermano".

martes, 17 de agosto de 2010

Clint, invita a otra ronda, haz el favor.




Se hace tarde mientras balbuceo sin parar “lo siento”.

Las horas se condensan. Estamos en un bunker de tiempo.

Paredes decoradas. Clint nos observa y no dice nada.

No hay oportunidad. Dilato la copa. No necesito más.

Desconozco si fuera es Otoño o Invierno.

Aquí dentro nada importa. Una mesa y una figura que

nos observa con dioptrías aumentadas.

Señales, cambia de tema. El árbol cae entre sonrisas.

Sin hora. No seré esclavo del tiempo

Aquí dentro, protegido. Sin hambre y sed.

Esto es la magia. Percibe el momento.

Todo es diferente si lo pronuncia tu boca.

Eso es magia. Descubres entre silencios.

Todo es distinto si lo calla tu boca.

lunes, 16 de agosto de 2010




De vez en cuando me gusta perderme. Olvidarme de todo e incluso imaginarme alguien diferente. Cuando tengo la oportunidad me retiro del frente. Me alejo de ti e incluso de mí. Huyo por caminos polvorientos en las que tan solo me acompaña el viento y algún perro palleiro, perdido como yo.

La sensación de paz que obtengo en medio del bosque, en la naturaleza viva es única, gratuita. Allí no hay deudas. Eres tú con tus miserias, con tus sueños con tus eslabones.

Allí no debería alcanzarnos ningún cobrador, mis rodillas bien sujetas. No debería tener acceso a esta droga que ahora todo lo domina y controla que es el wifi. En vez de árboles, mi caminata discurre entre millones de videos, música, libros...gritos de auxilio y demasiadas fe de erratas.

Intento escapar de vez en cuando a tanto ruido para poner en orden todas las verdades que trato de ocultar pero esta vez no he podido conseguirlo.
Ante mi la desolación de un monte quemado, de centenares de animales quemados, de vidas quemadas, pero no los vídeos, la música y los gritos de auxilio que flotan en el aire a mi alrededor.

Me quedo sin aliento. No lo entiendo. No puedo creer en tanta miseria humana. Nos roban la poca libertad que queda, normas por todas partes. Y ahora, ni respirar sin ahogarme.

Todo lo que me rodea rezuma sangre negra, intento disculparme pero es tarde ya.
El perro que me acompaña no deja de tirar de mi pantalón. - ¡Vamos! me suplica. Pero me quedo paralizado, horrorizado. Nos morimos de hambre, tenemos un agujero negro en nuestro interior. Cada llama, cada vida quemada es un grito de vacío que nadie escucha por qué no está colgado. Vivimos bajo sospecha de criminales en potencia. No habrá cura para el síntoma sin entender que vivimos en una tierra quemada urbanizable. Las personas son también inmuebles amueblados o no en régimen de alquiler. Sólo tienes que conectarte mientras caminas por este erial en el que perdemos cada día una excusa para sentirnos realmente libres por un instante.

Sol que desangra





Insomne, me das el sueño
que me hace respirar.
Palabras de color
rojo transparente.
El reloj se atraganta
mientras mi pulso se delata.

Te quiero beber la sangre
ocultar las huellas de impostoras
imitadoras de tu sabor cobre
que trato de dibujar despierto.
Toca la hora de las campanadas
párpados pesados como telones
misma mirada mal disimulada.

Te quiero beber la sangre
ocultar mis daños de impostores
imitadores de vinilo
uñas como agujas
¿el silencio? no va contigo
pero cuando te observo
perdoname...olvido lo que digo
sufro de mudismo ante tus venas
y eso que escribo lo que te vivo.
Te quiero beber la sangre
sin temor a quemarte
que para mi ya es tarde
el sueño me evita cuando
dejo de respirarte.

Insomne, me das el sueño
mitifico tu fe
sin montañas, más bien
colinas perfiladas
de azules radiantes
un punto rojo intenso
a punto de girar ante el
universo que nos observa
a ti y a mi...vacilantes.

sábado, 14 de agosto de 2010

DICE




Tengo una extraña sensación en el estómago
la esperanza es mi aliada esta noche
Boca abajo todo fluye más rápido
y no sé en dónde acabaré, en que cuneta
con que nombre anónimo
tatuado ante mis cejas.

Tengo una extraña pareja de unos
que me miran, me desafían
la fe mueve montañas, creo en ti, esta noche.

Esta noche sonreiré a pesar de mis errores
porque te veo sonreír
y olvido lo que el dado dice.

En la noche, luz.





Hoy me he destruido un poco más.
Veo danzando ante mí a conejos sin chistera
el tiempo se condensa en esta caldera de tipos extraños
te busco mi buena estrella, baldosas blancas y negras
he saboreado tantas veces este momento que me niego a que
no sea diferente.

Hoy me he destruido un poco más.
Donde todo empieza o termina
encuentro restos de antiguas batallas.
Las palabras se dejan caer pesadas por mi lengua de sal.

Mi buena estrella se apaga.
Hoy más que nunca he descubierto una nueva verdad.
Perro viejo. Te dejas caer con facilidad.

Espero a que algo cambie sin saber lo que.
Tira los dados. Las noches de verano son para dejarse caer.
Mira hacia el cielo. Vuelve a creer.

viernes, 13 de agosto de 2010

Estampados callejeros




Suelo quedarme dormido en los pasos de peatones observando cientos de gestos, cientos de vidas truncadas, a triunfadores y violadores conversos. En esos momentos de trance el tiempo se para...olvido el motivo de ponerme un vestido. En la calle no se ve a nadie desnudo pero la calle nos desnuda hasta el tuétano.
En esas estaba cuando vi a una señora con un vestido azul estampado de flores negras, creo que lirios. Llevaba un carrito color borgoña de la compra...se notaba vacío. Hace calor, demasiado para mi nariz reseca que chorrea sin conocer el significado de las papelas, chorrea como la que más salvo que son las 9 de la mañana. Hace calor, ya lo he dicho, lo sé, pero quiero que quede claro que odio el calor tanto como ponerme ropa. La ropa nos etiqueta, nos adorna. Eso lo entiendo pero también nos separa. También los coches, la música, la comida, todo tiene un acento unificador o no...todo sirve para colocarnos en la colmena que habitamos.

Esto me hace recordar muchos momentos en los que adoraba las mañanas en las que lenta, casi ceremonialmente, se vestía con una rutina insultantemente provocadora. A medida que su piel iba escondiéndose tras capas y capas de algodón y tejidos posiblemente de China, yo sonreía desde la cama, ajeno a las obligaciones del día, cada pedazo de tela que se ponía me daba una excusa para quitársela. Ella lo sospechaba al mirar mi cara...no me molestaba mucho en disimularlo. Quería que se quedase un poco más. Ella era demasiado responsable mientras que yo un niño con zapatos grandes con una terrible imaginación. No me quedaba otra que levantarme y maldecir que no fuese viernes por la tarde.

Pero volvamos a la escena de antes, aquella en la que aparecía una señora con su carrito.
Noté que le costaba caminar. Cojeaba. Tenía el pelo muy largo, caía sobre su espalda hasta llegar casi a su cintura. Estaba un poco estropeado. Las manos hinchadas, uñas hace tiempo olvidadas y sus labios, torcidos, apenas contenían sangre.
Estaba desencajada. Le costaba vivir. Su rostro me dijo que cuando tenía 5 años ayudaba a su madre en todas las tareas de la casa. No pudo ir a la escuela. La tenía vedada. Era la mayor y su madre enferma de tuberculosis apenas podía llegar a la noche sin verse arrastrada. Puede contar con los dedos de sus manos las ocasiones en las que se sintió feliz. Perdió su sonrisa demasiado pronto. Apenas nació, dejó de ser niña. Su vida me dijo, le fue marcada desde el comienzo. Condenada a no salir de la colmena en la que se vio atrapada. Nunca gritó. Los gritos eran la norma y esa, su única protesta.

Salí de mi letargo a golpe de pitidos estridentes de personas todavía más estridentes. Tenía ganas de dar marcha atrás y montarla gorda. Diría que fue una equivocación. ¿Quién no se equivoca hoy en día? Sería un gran cínico. Un poco más cerca de la cima del triunfador. En ocasiones no puedo evitar la ira que me infunden ciertas personas que campan por el mundo como señores feudales...pitando y gritando: Tengo prisa no ves que me estoy cagando!?. Olvido que solo van al baño una vez a la semana, por ello, esa cara siempre tan agria.

Antes de salir de ahí pude ver a la señora del vestido estampado mirar hacia atrás. Le costaba respirar. Hoy llegaría a casa contándole a su marido ajeno a todo salvo su rabo, que un chico con aspecto descuidado se lió a golpes en un semáforo, todo loco, casi enajenado.

Sonrío al imaginar la escena. No iba muy desencaminada.

La calle está llena de ropa usada y tirada por los suelos. Muchos nos desnudamos voluntariamente. Otros son despojados de todo menos sus miserias y los que como yo, habitamos en cavernas...pasamos casi de puntillas por ella, por obligación e inspiración, sin apenas dejar huella.

jueves, 12 de agosto de 2010

1:12

Mierda...hoy tenía que ser un día normal...y sin embargo...brindaré por ti...

Quería tenerte cerca...un día normal...y sin embargo...te dejaré atrás...

Finalmente...todo terminará aquí.

Mierda...hoy sólo quería estar un poco más cerca...

Apago las luces...

Descansa bien...descansa

Dime que es lo que se siente...

sábado, 7 de agosto de 2010

Lates despacio y sonrío.



No es casual esta noche
ni el encuentro
ni los fantasmas están tan muertos

No es casual la medalla en mi mano
San Antonio le llaman
ni volverte a perder
si es que alguna vez tuve
del verbo poseer.

No creo ya en nada
ni la fortuna me engaña
cuando vives tan cerca
yo sin saberlo presa
de mis propias telas de araña.

Intercambias sonrisas
las recuerdo bien
tatuadas en mis brazos
mi espalda te sirvió también
Cuando el tiempo era todavía
temprano
para volver a caer
regreso o no a mi cueva
sin leyes ni rey.

Todo late despacio
buena señal
curado.
Todo late acompasado
buena señal
cerramos.

Las vacaciones son extrañas
mi mente nunca la encuentra
la paz es capital y no un estado
del que parezco vagabundo
o turista según entiendas
Más permíteme una ofensa
te odio si es que siento
su significado
me odio pues aprendí a seguir
tu rastro
a pesar de querer
dejarlo.

Cerramos, buena señal.
Las vacaciones te encuentran
con seres lejanos.
Y yo termino cerrando la noche
de fantasmas y medallas en mi mano.

jueves, 5 de agosto de 2010

Acidez de estómago





Estómagos repletos de hojas
su tinta es mi sangre
mis dientes el acento
su mensaje...no lo recuerdo.

Aquello que tanto, que tanto...
olvídalo!
sabores amargos, escupe el talento
con unos cuantos te vendes
mientras el agua corre libre
para ti y para mi
el firmamento arde, esta noche,
esta noche el vacío vence
y puede ser que...se quede.

Estómagos repletos de amantes
Ellas gritan amarte!
mientras, les contesto lentamente...no puedes...no sé
donde encontrarme.
Tenemos alas...!
Sonrío...hace tiempo que mis pies
se arrastran por el limo.

Estómagos repletos de daños
todos colaterales, iguales en sangre
mi trazo la bala
su mensaje...ya es tarde.

miércoles, 4 de agosto de 2010




Recuerda amiga la deuda

el plazo termina

no queda cera ni mecha

Recuerda amiga la deuda

la polilla se ceba

con la mantequilla de mis neuras

Recuerda amiga tu deuda

dejaste tanto atrás

el vino era tu boca

Recuerda amiga tu deuda

no preguntaré más

ni buscaré más

pero recuerda amiga

la deuda, la puerta

y nuestras ausencias

dilatadas como pupilas

entre tú y yo, sin espacios

atrapando el tiempo

se quema entre nuestras promesas

que otra vez volveremos a creer.

Si nos volvemos a encontrar...

me sonreirás como siempre has hecho...

pedirás perdón como siempre has hecho...

te reiré como siempre he hecho...

me rendiré como una vez prometí

no hacerlo.

Recuerda amiga tu deuda...

haz lo mejor que sabes hacer

vete sin pagar, vomita la cena

sonríeme como sólo tú sabes

y tal vez te abandone sin más prisas

sin más urgencias

lunes, 2 de agosto de 2010

Quémame






Tengo el corazón ahogado, inflado de veneno

nado en lo negativo, sin imanes ni polos opuestos

escupo más de lo que te pido, quédate esta noche

conmigo.

Perro herido, meto los dedos en la herida

mis gritos son silenciados en la garganta

las manos me aprietan mientras las sábanas

se rompen de tanto prometerles

quédate esta noche conmigo.

Perdido, en la noche, perdido en el ruido

me trago medio litro, enciendo la cerilla

y te digo...

quema, un segundo...todos se han ido

párpados pegados, luces fuera

sigues ahí? te siento cerca

humedades entre mis dedos

mi boca pide "sed".
el mundo es un siniestro silbido

por eso te pido...quédate esta noche

conmigo

domingo, 1 de agosto de 2010

Quemarte!!






A orillas del mar, el viento arrastra las palabras

hueles a añejo, balas quemadas

otra baza mal jugada.

rezos silenciosos contra el muro de las verguenzas

Seré sincero por un día.

Mañana volveré a pecar.

Cartel de "no tocar"

saldos por cualquier parte

no sé lo que es amar te.

Seré sincero por una noche.

Quemar y quemarte al instante

distancias, solía consolarte

la idea queda atrás

olvidarte.