viernes, 24 de septiembre de 2010

Bajo tu superficie





Huelo tu sangre.
Bajo el agua la oscuridad juega, late.
Soy un cazador sin hambre.
Despacio recorro tu nuca,
me atrevo a besarte.

Confundes la presa, ¿quién es el ratón?
La batalla no me interesa,
esperaré a recorrer tus restos
con delicadeza, lengua de león.

Huelo tu sangre.
Busco a ciegas, en esta oscuridad
en la que suelo encontrarte
tus vísceras, la humedad de tus
secretos que no lo son tanto
o eso creo
ya que comparto con tantos
este océano de cazadores cazados
que me resulta extraño oler tu sangre
sin sentirme lejano.

Bajo el agua, la oscuridad juega
te pierdo al tratar de encontrarte.
No miro atrás. Mi lengua es esquiva
de intenciones que no mezclen tu sangre
con mi saliva.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Exigencias

Ella estaba tan cerca que sus venas sonaban a latido, llenos de vida y exigencia.

Me pregunta con su voz cosecha del 87 qué es lo que más me gusta de una mujer.

Sonrío. Pienso en todas, pienso en ella, siento que me han hecho esa pregunta un millón de veces antes sin que pudiera caer en las obviedades y convencionalismos.

Todo, respondo. Me gusta todo. Todo lo que puedas llevar o no. Todo lo que te pueda arrancar o no. Podría decirte que me gusta el espíritu y no te mentiría pero no olvides que mi cuerpo habla otro lenguaje. Uno más básico aunque con el tiempo se vuelva un foco de complejidades.

Me gusta todo lo que pueda aportarme, termino. En ese amplio saco cabes tú, ella...

Ahora bien. Me guardo los detalles pues es ahí donde podrías conquistarme. Encontrar o no una tierra quemada.

Ella estaba tan cerca que su voz latía con la exigencia del momento. Somos demasiado exigentes tal vez.Pensamos demasiado en mañana, en pérdidas todavía sin aclarar. Pedimos la cuenta y nos vamos antes de empezar. Se me hace extraño estar tan borracho hablando de lo que puede o no gustarme.

Me podría atraer tanto un latido o una voz pulsante como una sencilla mirada llena de picardía. ¿Qué hacemos tú y yo en un mundo tan cambiante si somos dos lobos solitarios perdidos en un mar de dudas?.

Abrázame. Es una buena forma de hacerme ver que puedo estar equivocado.

Números

En la lotería como en los caballos apuestas a un número, perdedor generalmente. El ganador es una cuestión de suerte, no de genética.

En la vida, no hay números a los que apostar, tan sólo pares o impares, rojos o negros, poco más la verdad. Eso me hace pensar en las dificultades que nos encontramos a la hora de decidirnos. Rojo o negro, negro o rojo. Ganar o perder.

No hay trampas ni trucos pero si algún pequeño consejo recogido del suelo. No temer el resultado, preocuparse por el instante en que tomas la decisión y apuestas. Tratar de que todos nuestros actos nos permitan alcanzar nuestra meta.

Sabiendo que la consecuencia de tu acto puede ser negro o rojo, ¿para qué lamentarse antes?. Rueda, deja que todo ruede y no pierdas el tiempo en lamentar tu suerte sino pierde el tiempo en cultivar tu suerte.

Incluso en el fracaso, hay algo que ganar.

miércoles, 15 de septiembre de 2010




Las familias son como cestas de mimbre. Cuando el maestro termina de entrelazar sus finas y perfectas fibras todo guarda una perfecta armonía. El resultado resulta para el ojo un ejercicio de paciencia en busca de captar uno a uno, todos los detalles que configuran el conjunto de hilos individuales pero perfecta y estrechamente relacionados.

Al igual que las cestas de mimbre, las familias con el paso de los años van perdiendo su simetría. Su forma pierde la flexible y a la vez sólida figura quedando reducida a una versión sin patía. Todo aquel que la observe verá una cesta de mimbre pero al mismo tiempo se dará cuenta que lejos de perdurar en su forma digna ha cambiado en algo visible por fuera de manera superficial. Todo aquel que observe puede sospechar que por el interior de cada hebra vegetal algo se ha roto, ha perdido su consistencia.

Las familias con el paso de los años son como esas cestas de mimbre viejas y deshilachadas. Llenas de roces y humedades mal disimuladas. Todos la respetan por lo que representan, por el tiempo que se tardó en darle forma, por lo que guardó en su interior.

Mas ahora está muerta, vacía por dentro. Es una cáscara de nuez apolillada y sin sustancia. Una estrella del rock caída en desgracia de la que todos se acuerdan, a todos hace gracia por que en su época lo fue todo y ahora es tan sólo una vieja cesta abandonada en el mercado.

Cuando el maestro tejedor crea, reproduce una y otra vez el mismo patrón hace lo que sabe hacer. No se sale del guión. Pierde la oportunidad de buscar otras fórmulas que hagan de sus ideas una testaruda prueba de resistencia al tiempo.

Por ello la familia no deja de ser una cesta. Acabará moldeada por los elementos. Perderá su color.

Hay quien prefiere bolsas de plástico o de papel. Hay quienes emplean cajas de cartón pero permítanme decirles que este ejemplo no viene para nada a cuento aunque si les contaré que me quedaré con lo viejo, con la vieja cesta de mimbre a la que daré uso tan sólo en fiestas y momentos especiales, la alejaré de las inclemencias del tiempo. Así, de esta forma, podremos envejecer juntos sin molestarnos e incluso, si me lo permite...acariciarnos de vez en cuando.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Entraré por tu ventana cada día.





Deseo de borrarse…mis personajes se borran en un acto de suicidio colectivo

miran hacia el cielo con la última esperanza

de un ángel caído en la oscura noche de sus actos.

Deseo de borrarse…dejar la hoja en blanco para que otros tracen el margen.

Nadie grita. Están como sentenciados por mi ausencia.

Les pido disculpas. No reconocen mi voz.

El sol no calienta sus manos. Viven en el temor.

Rodeados de plástico y barro crean imágenes de sí mismos

acompañantes en la soledad del eco, en su habitación.

Los señores de la guerra los azotan con tumores de enemigos

del orden desordenado.

Incluso Jesús se pregunta si habrá hecho algo mal.

Incluso el Diablo le pregunta a Jesús si hay algo que pueda hacer.

Deseo de borrarse…mis personajes se inmolan gritando mi nombre.

Miran hacia el cielo prometiendo verme pronto. La esperanza les quita el dolor.

Es lo poco que conservan en esta hora en la que mi mano tiembla

Sin saber qué hacer.

Los amantes se encierran en sus torres de cristal mientras los colgados como

cuervos acuden a sus ventanas dispuestos a reclamar su presa.

La carne fresca tiene un precio que cualquiera puede pagar.

No hay dolor que merezca la pena padecer.

No hay sufrimiento que me honre más que cuando un niño cae, llora y se pone a

correr nuevamente.

Es hora. El llanto ha cesado. Han vuelto a sus habitaciones de ventanas tapiadas

por el miedo.

Mañana les despertaré con rayos de sol a través de los agujeros que los gusanos

han hecho para mí.

Puede que alguno sonría al verme. Puede.

Sucio

Veo tu cara en vez de la suya

Y creo que en la magia, creo en la droga

No tengo esperanza por alcanzar una meta

La fe es una camiseta olvidada

Espero que la vida me dé una patada

Que me ponga en una mesa a tu lado

Veo una cara en vez de la suya

No me siento sucio porque te quiero

Y eso todo lo vence no?

La fe es una camiseta mojada

La droga obra su magia sentado en una mesa

Creo que esconderé la mano que conserva tu sabor

Creo que esconderé la mano de mi boca,

cerraré los ojos para verte
una vez más

Donde todas las buenas intenciones son suficientes para curarme.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Colgando el cuadro





Natural.El alcohol me vuelve tan natural que corro peligro de caer en una reserva, en un espacio protegido. En estos momentos me siento tan libre, tan yo que por un instante desearía quedarme estancado en este estado.
No lo fuerzo. Mi lengua se afila. No disimulo. Soy lo que ves y oyes. Me siento por primera vez a lo largo del día algo humano. Dejo atrás toda armadura oxidada.

Lástima que la noche termine y volvamos a ser personas civilizadas.

Un poco más vivo gracias a tu mezcla perfecta de licores y tradiciones.

Olvido por un instante el sentido del ridículo. Vuelo y te olvido. No hay ya amores prohibidos, dañinos. Me siento libre de toda contra indicación.

Es un momento distinto este que compartimos. No hay dudas ni segundas intenciones. Disfrutamos de lo que nos damos el uno al otro. Gracias. Me siento vivo.
Recupero mi identidad. Hoy has descubierto otra cara oculta que muy pocos podrán algún día imaginar. Gracias. Tengo la nariz dolorida y mi alma en un ascensor sin salida. El botón 0 ocupa el lugar del 1. La llave es la misma para cerrar que para abrir.

Noche de nínfulas y turistas. Noche meiga al fin y al cabo. Necesitamos un buen epitafio para este verano no crees?.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El cielo puede esperar...






Vences nuevamente. Aquí me tienes. Sin aliento en mis labios.
Tengo los ojos hinchados, intento arrancarlos, fracaso
lento.

Vences lentamente. Olvido ofensa tras ofensa. La esperanza todo
lo ciega. Me aferro a ti como el náufrago hundiéndose en lo profundo
del abrazo del mar.Lanza hacia el cielo su mano crispada por la impotencia,
trata de agarrarlo, fracasa
torpe.

Pierdo torpemente el equilibrio. Me entierro en ti y tus sonrisas de hielo que creía
frescas, a menta. Lancé pronto el grito al aire de esta es mi hora
mientras los ángeles terminaban la frase, empujándome hacia el borde
sin sentido.

Porque no logro encontrarte, no te sigo. Te desconozco a cada instante mientras te
esfuerzas en hacerte odiar. Todo es mucho más sencillo, créeme. Tan sólo háblame con despedidas en gerundio, olvidando, ignorando.

Porque nos empeñamos en jugar a vencedores y vencidos. En destrozar nuestras vísceras con esa frialdad que te creía imposible. No quiero luchar por ruinas. La tierra es la misma que mancha mis pies descalzos aquí y allá. Tan sólo cambia lo que plantas en ella. En esta ocasión la semilla es fruto de la desilusión.

Has elegido un camino. Suerte. Yo seguiré el mio. Cuando nos volvamos a encontrar me encontrarás cercano pero ausente, no me seguirás puesto que yo habré volado tan alto como la imaginación alcance. Pues este es mi don, donde no podrás nunca tocarme. La posibilidad de desaparecer entre palabras en mundos tan extraños para ti como el arte de un beso sincero y no costumbrista.

Mujer sirena. Escucho tu voz. Me despojas de la ropa que hace tiempo olvidé en la arena. Vacilo hacia ti un instante mientras la constelación de tus ojos me profetizan un adiós tan frío como el agua que ahora me rodea.
Pues tal vez esa sea la mayor condena para un suplicante de tus atenciones dama caprichosa de hijo alado miope asustado. Fija tu pulso de una vez onanista indomable.

La condena de confinarte a una imagen lejana en un mundo de ilusiones en la que el cielo parece esperar por el fin de la gravedad.

Me dicen que te mate pero no puedo perderte en este momento en el que no hay consuelo. Me dicen que te olvide pero no puedo olvidarte sin cerrar mi pena antes. Me dicen que te calle pero es tu silencio lo que todavía arde mientras mis alas lo avivan al llegar la noche.

Pretendí suicidarte pero diste aire a mis dedos sobre teselas blancas llenas de juegos de palabras. Fui secuestrado por mandato de tu indiferencia, a cada día, más descarada, por otro lado, deseada pues era algo mejor que la nada o eso creía.

Terminé por follarte nueva, lenta y torpemente o eso me dijeron, tengo tu regalo aquí abandonado, se ríe a cada mañana de mi nueva, lenta y torpe forma de amarte en silencio.

He vuelto. Soy yo de nuevo. El turista emocional viajando hacia el sur donde el cielo todavía espera encontrarse con nosotros, con otra sonrisa, para mi la primera desde hace varias vidas pasadas dentro de una espiral.

Mientras me sumerjo en este oscuro lecho de sal y algas apareces con tus escamas de nácar, burlona distante bufona del azar y las señales. Agarras la mano que señala hacia el cielo, la sumerges despacio mientras me dices..."el cielo puede esperar...".

Cerré los ojos.Hasta aquí turista. Fin. Ahora bien, no entendí si dijo te o me

lunes, 6 de septiembre de 2010

Caídos

Cuando no esperas nada de la vida esta te satura de experiencias para las cuales no sueles estar preparado. Nuestro cerebro es un músculo menos flexible de lo que creemos. Por suerte suelo hacer mucho ejercicio sacrificando horas de sueño en el empeño.

Regresaba de un largo día de trabajo en el que tuve tiempo para compartir cotilleo con ex compañeros al tiempo que retomaba una vieja amistad perdida desde hacía meses por diferentes compromisos sociales. Ha sido un día raro en el que mi sonrisa apenas se desdibujaba salvo cuando tu sombra aparecía por el horizonte.
Es inevitable. Estarás presente toda mi vida como una cicatriz en el rostro. Compartirás campo de juego con otras por supuesto pero tal vez seas diferente al resto. Fue una herida no buscada.

Camino a casa a eso de las once de la noche me encuentro a dos hombres tirados en medio de la acera. Están borrachos. Los delata una botella de vino vacía tirada. Deben tener unos 40 años. Uno es rubio de ojos claros con cara de niño maltratado mientras que el otro moreno de barba desaliñada tiene un extraño brillo en su mirada. Sin apenas esfuerzo el moreno le quita una chaqueta raída y la arroja a la calle por la que coches de conductores atónitos pasan más despacio de lo normal.

A la chaqueta le sucede una camiseta blanca llena de manchas a vino o yo que sé. No hay resistencia, más bien silenciosa y contenida complicidad.
Todo ocurre en cuestión de segundos interminables para mi. Nuevamente el tiempo se convierte en chicle. Toda la ropa se amontona en medio de la calle. Los coches no pueden hacer otra cosa que atropellarla.

Los veo transcender. La ropa es una cáscara vacía. Nosotros somos incapaces de tocarles ya. Están viviendo y nosotros somos meros espectadores. Reanudo el paso. Les dejo solos mientras la mano del rubio empieza a buscar a tientas por dentro del pantalón del moreno de mirada esquiva. Se funden en un beso cargado de recuerdos. Sus alientos se amplifican por encima de motores y miradas escandalizadas. Cada vez me escandaliza más el vecino del 4º y del 2º con su mirada cargada de deseo mal disimulado. Cada vez me escandaliza más la cara de asco del infiel desdibujado a pie de su familia perfecta. Cada vez me asquea más las vidas atropelladas por el sistema y es que no me puedo bajar de él sin poner en riesgo mi cena.

Sonrío al dejarlos atrás. Tal vez no se acuerden de nada mañana al caer en el letargo de la desesperanza. El amanecer en un calabozo no suele ser muy digestivo. Me pregunto porque sonrío y me descubro envidiandoles. Son libres en su abrazo, en sus besos sin etiquetas, en sus bocas lamiendo las heridas del día, libres en un sexo sin más medida que el otro.

Algunos seres exclaman vergüenza, escándalo, hijos de puta lascivos...

Siento que algo no está bien. Apuro el paso. Lo extraño para unos es ver a dos hombres borrachos, sin hogar, abandonados a sus promesas de amor enterradas hace ya tiempo, resucitadas como Lázaro. Para otros es el escenario elegido por el vino.

Para mi, algo distinto. Nadie habla de sexo sino de obsceno esto o aquello. Nadie habla de amor sino de locura y enfermos.

Yo te hablo de enfermos por aquellos que atropellan ropas vacías con su fría mirada de lascivia contenida. Yo te hablo de enfermos aquellos que pronuncian nombres demasiado "altos" para su lengua viperina amante de infantes. Yo te hablo de máquinas de carne y hueso que vomitan normas para las normas, normas solo para la gente de la calle. Te hablo de los hipócritas de camisas brillantes amantes de discursos, de estribillos pegadizos, hipnotizantes. Te hablo de nosotros, de vosotros...de cualquiera salvo a estos dos ángeles caídos fuera del sistema por suerte, en esta noche sin vela para ellos.


sábado, 4 de septiembre de 2010





Tú que derrites el hielo...
¿serás capaz de amar en un glaciar?

Aliento




El humo se escapaba por su boca. Entre lágrimas, la verdad supuraba lenta y cruelmente. Se vino abajo, no aguantó más. Fui cómplice. Olvidé la sutileza y la retórica. Mis palabras iban directamente dirigidas a su lóbulo frontal. Sin adornos le dibujé y desdibujé. Hice que sus demonios interiores le desgarraran la piel.
Pedí disculpas. “Tenía que hacerlo” le susurré. Si tenemos que hundirnos que sea con todo el peso del mundo para asegurarnos que tocamos fondo realmente. Luego, lo que quede, será ascender.

Apesto a humo. Estoy quemado. Nunca le di una calada a nada salvo a dedos de uñas rojas.

El alquitrán y toda esa mierda que adorna el cigarro que sostiene nerviosamente en sus dedos que bien podrían ser un muestrario de pollas, se pega a mi ropa. Tengo mis drogas particulares que me proporcionan la independencia necesaria para ser feliz por un instante. Tengo hilo imaginario suficiente para tejer mil finales distintos.
Bowie suena en la radio. Es una buena banda sonora para este momento en el que a solas, tú y yo nos sumergimos en un abrazo. Compartimos miserias, las hacemos nuestras aunque a ti te duela más que a mí. No es una cuestión de ser más o menos “hombre”. Tengo callo. He vivido cientos de finales distintos. Me quedan otros cientos para aprender a clasificar las piedras. El viaje será largo, te lo aviso. Pero el tiempo es nuestro principal aliado aunque no te calme el dolor que sientes. Déjame compartirlo.

Cuando las horas corren sin dejarme su marca, cuando todo deja de ser relativo para ser un absoluto. Cuando nos sorprendemos a estas horas arreglándonos unos, sonriéndonos cariñosamente otros, creo en los milagros. Tienes un don. Eres un milagro. Siento que el mundo deja de latir un rato para escucharnos atentos y darnos una segunda oportunidad.

En algún momento, cuando menos te lo esperes colgarás tus ropajes grises. Tomarás decisiones. Nunca te equivocas, no lo olvides. Cuando aprietas el mechero del coche sabes que tu salud se quema al mismo tiempo, sin embargo sopesas pros y contras venciendo aquella opción, que consideras idónea.
Podemos arrepentirnos de tantas cosas por sus consecuencias, por un cálculo mal realizado, por dejarse un cable pelado, por no medir la debida distancia de seguridad. En definitiva, por fallos humanos. No me verás amigo, arrepentirme por sentir dudas o dudar de mi sentir.

Bien distinto es asumir las consecuencias y seguir despacio fumando este trozo de vida que a la postre, no dura tanto.

Déjame compartir contigo ese cigarro. Es amargo. Abres otra cajetilla. Coges uno al azar. No te preocupa su nombre ni su aspecto sino lo que lleva dentro. Nos hace respirar con mayor facilidad.

Nos reímos sin sentido. Saboreas el momento.

Mañana te llamo y vemos que hacemos- rompo el silencio. ¿Perdernos? -preguntas. Es una buena idea si no fuera porque ya estamos algo perdidos -respondo sarcástico.

Me devuelves otra sonrisa.

Pues tendremos que encontrarnos.Tiras la colilla. Enciendes el coche.

En eso mismo estaba pensando.

Bowie deja paso a “Suspicious minds” de Elvis. Buen tema para retirarse de esta batalla. Pensaré en mi táctica para mañana.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Dentro de ti





Las dudas son tales que no te dejan pensar ni respirar
La fe es una cuestión de fe y ya no mueve montañas
Y si volverá a ti alguna vez, y si volviera a ti alguna vez.

Tienes que despertarte y caminar por el camino de plata
Tienes que despertarte y volver a soñar en algo importante
Tienes que despertarte y ser de nuevo…un corazón fuerte.
Dejando atrás las memorias, dejando atrás la melancolía.
Despierta.

Miro hacia atrás y me recuerdo siendo un niño con recuerdos de oro
Y sueños de esperanza
El primer amor, el último, la primera piedra sin dientes para tragarla
Nos hacemos fuertes sin perder el camino de plata

Tienes que despertarte y caminar por el camino de plata
Tienes que despertarte y volver a soñar en algo importante
Tienes que despertarte y ser de nuevo…un corazón fuerte.
Dejando atrás las memorias, dejando atrás la melancolía.
Despierta.

Contemplas el mundo desde lo alto de la montaña
Y te sientes fuera…dentro de ti
La esperanza es tal que apenas te deja respirar,
Mientras te fumas la paciencia en pequeños latidos.

Tienes que gritar y caminar por el camino de plata
Tienes que luchar y volver a ser fiel a ti mismo
Tienes que despertarte y ser de nuevo un corazón fuerte
Dejando atrás los recuerdos, dejando atrás las palabras
Despierto.