lunes, 6 de septiembre de 2010

Caídos

Cuando no esperas nada de la vida esta te satura de experiencias para las cuales no sueles estar preparado. Nuestro cerebro es un músculo menos flexible de lo que creemos. Por suerte suelo hacer mucho ejercicio sacrificando horas de sueño en el empeño.

Regresaba de un largo día de trabajo en el que tuve tiempo para compartir cotilleo con ex compañeros al tiempo que retomaba una vieja amistad perdida desde hacía meses por diferentes compromisos sociales. Ha sido un día raro en el que mi sonrisa apenas se desdibujaba salvo cuando tu sombra aparecía por el horizonte.
Es inevitable. Estarás presente toda mi vida como una cicatriz en el rostro. Compartirás campo de juego con otras por supuesto pero tal vez seas diferente al resto. Fue una herida no buscada.

Camino a casa a eso de las once de la noche me encuentro a dos hombres tirados en medio de la acera. Están borrachos. Los delata una botella de vino vacía tirada. Deben tener unos 40 años. Uno es rubio de ojos claros con cara de niño maltratado mientras que el otro moreno de barba desaliñada tiene un extraño brillo en su mirada. Sin apenas esfuerzo el moreno le quita una chaqueta raída y la arroja a la calle por la que coches de conductores atónitos pasan más despacio de lo normal.

A la chaqueta le sucede una camiseta blanca llena de manchas a vino o yo que sé. No hay resistencia, más bien silenciosa y contenida complicidad.
Todo ocurre en cuestión de segundos interminables para mi. Nuevamente el tiempo se convierte en chicle. Toda la ropa se amontona en medio de la calle. Los coches no pueden hacer otra cosa que atropellarla.

Los veo transcender. La ropa es una cáscara vacía. Nosotros somos incapaces de tocarles ya. Están viviendo y nosotros somos meros espectadores. Reanudo el paso. Les dejo solos mientras la mano del rubio empieza a buscar a tientas por dentro del pantalón del moreno de mirada esquiva. Se funden en un beso cargado de recuerdos. Sus alientos se amplifican por encima de motores y miradas escandalizadas. Cada vez me escandaliza más el vecino del 4º y del 2º con su mirada cargada de deseo mal disimulado. Cada vez me escandaliza más la cara de asco del infiel desdibujado a pie de su familia perfecta. Cada vez me asquea más las vidas atropelladas por el sistema y es que no me puedo bajar de él sin poner en riesgo mi cena.

Sonrío al dejarlos atrás. Tal vez no se acuerden de nada mañana al caer en el letargo de la desesperanza. El amanecer en un calabozo no suele ser muy digestivo. Me pregunto porque sonrío y me descubro envidiandoles. Son libres en su abrazo, en sus besos sin etiquetas, en sus bocas lamiendo las heridas del día, libres en un sexo sin más medida que el otro.

Algunos seres exclaman vergüenza, escándalo, hijos de puta lascivos...

Siento que algo no está bien. Apuro el paso. Lo extraño para unos es ver a dos hombres borrachos, sin hogar, abandonados a sus promesas de amor enterradas hace ya tiempo, resucitadas como Lázaro. Para otros es el escenario elegido por el vino.

Para mi, algo distinto. Nadie habla de sexo sino de obsceno esto o aquello. Nadie habla de amor sino de locura y enfermos.

Yo te hablo de enfermos por aquellos que atropellan ropas vacías con su fría mirada de lascivia contenida. Yo te hablo de enfermos aquellos que pronuncian nombres demasiado "altos" para su lengua viperina amante de infantes. Yo te hablo de máquinas de carne y hueso que vomitan normas para las normas, normas solo para la gente de la calle. Te hablo de los hipócritas de camisas brillantes amantes de discursos, de estribillos pegadizos, hipnotizantes. Te hablo de nosotros, de vosotros...de cualquiera salvo a estos dos ángeles caídos fuera del sistema por suerte, en esta noche sin vela para ellos.


4 comentarios:

  1. Te he dicho alguna vez que eres un poquito raro
    o
    un poco rarito.

    Te deseo unas buenas noches.
    ;)
    In this moment, of course.

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  2. Por esa razón jamás podría decirte..."me has conocido en un momento extraño de mi vida" al son de Where is my mind... ;)

    Igualmente...graciñas...

    Buenos sueños

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  3. Me has puesto los pelos de punta. Qué sensación.
    Hacía mucho que no me pasaba por aquí y me ha gustado volver.
    Un saludo.

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