lunes, 13 de septiembre de 2010

Entraré por tu ventana cada día.





Deseo de borrarse…mis personajes se borran en un acto de suicidio colectivo

miran hacia el cielo con la última esperanza

de un ángel caído en la oscura noche de sus actos.

Deseo de borrarse…dejar la hoja en blanco para que otros tracen el margen.

Nadie grita. Están como sentenciados por mi ausencia.

Les pido disculpas. No reconocen mi voz.

El sol no calienta sus manos. Viven en el temor.

Rodeados de plástico y barro crean imágenes de sí mismos

acompañantes en la soledad del eco, en su habitación.

Los señores de la guerra los azotan con tumores de enemigos

del orden desordenado.

Incluso Jesús se pregunta si habrá hecho algo mal.

Incluso el Diablo le pregunta a Jesús si hay algo que pueda hacer.

Deseo de borrarse…mis personajes se inmolan gritando mi nombre.

Miran hacia el cielo prometiendo verme pronto. La esperanza les quita el dolor.

Es lo poco que conservan en esta hora en la que mi mano tiembla

Sin saber qué hacer.

Los amantes se encierran en sus torres de cristal mientras los colgados como

cuervos acuden a sus ventanas dispuestos a reclamar su presa.

La carne fresca tiene un precio que cualquiera puede pagar.

No hay dolor que merezca la pena padecer.

No hay sufrimiento que me honre más que cuando un niño cae, llora y se pone a

correr nuevamente.

Es hora. El llanto ha cesado. Han vuelto a sus habitaciones de ventanas tapiadas

por el miedo.

Mañana les despertaré con rayos de sol a través de los agujeros que los gusanos

han hecho para mí.

Puede que alguno sonría al verme. Puede.

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