
El humo se escapaba por su boca. Entre lágrimas, la verdad supuraba lenta y cruelmente. Se vino abajo, no aguantó más. Fui cómplice. Olvidé la sutileza y la retórica. Mis palabras iban directamente dirigidas a su lóbulo frontal. Sin adornos le dibujé y desdibujé. Hice que sus demonios interiores le desgarraran la piel.
Pedí disculpas. “Tenía que hacerlo” le susurré. Si tenemos que hundirnos que sea con todo el peso del mundo para asegurarnos que tocamos fondo realmente. Luego, lo que quede, será ascender.
Apesto a humo. Estoy quemado. Nunca le di una calada a nada salvo a dedos de uñas rojas.
El alquitrán y toda esa mierda que adorna el cigarro que sostiene nerviosamente en sus dedos que bien podrían ser un muestrario de pollas, se pega a mi ropa. Tengo mis drogas particulares que me proporcionan la independencia necesaria para ser feliz por un instante. Tengo hilo imaginario suficiente para tejer mil finales distintos.
Bowie suena en la radio. Es una buena banda sonora para este momento en el que a solas, tú y yo nos sumergimos en un abrazo. Compartimos miserias, las hacemos nuestras aunque a ti te duela más que a mí. No es una cuestión de ser más o menos “hombre”. Tengo callo. He vivido cientos de finales distintos. Me quedan otros cientos para aprender a clasificar las piedras. El viaje será largo, te lo aviso. Pero el tiempo es nuestro principal aliado aunque no te calme el dolor que sientes. Déjame compartirlo.
Cuando las horas corren sin dejarme su marca, cuando todo deja de ser relativo para ser un absoluto. Cuando nos sorprendemos a estas horas arreglándonos unos, sonriéndonos cariñosamente otros, creo en los milagros. Tienes un don. Eres un milagro. Siento que el mundo deja de latir un rato para escucharnos atentos y darnos una segunda oportunidad.
En algún momento, cuando menos te lo esperes colgarás tus ropajes grises. Tomarás decisiones. Nunca te equivocas, no lo olvides. Cuando aprietas el mechero del coche sabes que tu salud se quema al mismo tiempo, sin embargo sopesas pros y contras venciendo aquella opción, que consideras idónea.
Podemos arrepentirnos de tantas cosas por sus consecuencias, por un cálculo mal realizado, por dejarse un cable pelado, por no medir la debida distancia de seguridad. En definitiva, por fallos humanos. No me verás amigo, arrepentirme por sentir dudas o dudar de mi sentir.
Bien distinto es asumir las consecuencias y seguir despacio fumando este trozo de vida que a la postre, no dura tanto.
Déjame compartir contigo ese cigarro. Es amargo. Abres otra cajetilla. Coges uno al azar. No te preocupa su nombre ni su aspecto sino lo que lleva dentro. Nos hace respirar con mayor facilidad.
Nos reímos sin sentido. Saboreas el momento.
Mañana te llamo y vemos que hacemos- rompo el silencio. ¿Perdernos? -preguntas. Es una buena idea si no fuera porque ya estamos algo perdidos -respondo sarcástico.
Me devuelves otra sonrisa.
Pues tendremos que encontrarnos.Tiras la colilla. Enciendes el coche.
En eso mismo estaba pensando.
Bowie deja paso a “Suspicious minds” de Elvis. Buen tema para retirarse de esta batalla. Pensaré en mi táctica para mañana.
Llevo un ratito con el cigarro entre mis dedos sin hacer nada.
ResponderEliminar;)
;)
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