
Vences nuevamente. Aquí me tienes. Sin aliento en mis labios.
Tengo los ojos hinchados, intento arrancarlos, fracaso
lento.
Vences lentamente. Olvido ofensa tras ofensa. La esperanza todo
lo ciega. Me aferro a ti como el náufrago hundiéndose en lo profundo
del abrazo del mar.Lanza hacia el cielo su mano crispada por la impotencia,
trata de agarrarlo, fracasa
torpe.
Pierdo torpemente el equilibrio. Me entierro en ti y tus sonrisas de hielo que creía
frescas, a menta. Lancé pronto el grito al aire de esta es mi hora
mientras los ángeles terminaban la frase, empujándome hacia el borde
sin sentido.
Porque no logro encontrarte, no te sigo. Te desconozco a cada instante mientras te
esfuerzas en hacerte odiar. Todo es mucho más sencillo, créeme. Tan sólo háblame con despedidas en gerundio, olvidando, ignorando.
Porque nos empeñamos en jugar a vencedores y vencidos. En destrozar nuestras vísceras con esa frialdad que te creía imposible. No quiero luchar por ruinas. La tierra es la misma que mancha mis pies descalzos aquí y allá. Tan sólo cambia lo que plantas en ella. En esta ocasión la semilla es fruto de la desilusión.
Has elegido un camino. Suerte. Yo seguiré el mio. Cuando nos volvamos a encontrar me encontrarás cercano pero ausente, no me seguirás puesto que yo habré volado tan alto como la imaginación alcance. Pues este es mi don, donde no podrás nunca tocarme. La posibilidad de desaparecer entre palabras en mundos tan extraños para ti como el arte de un beso sincero y no costumbrista.
Mujer sirena. Escucho tu voz. Me despojas de la ropa que hace tiempo olvidé en la arena. Vacilo hacia ti un instante mientras la constelación de tus ojos me profetizan un adiós tan frío como el agua que ahora me rodea.
Pues tal vez esa sea la mayor condena para un suplicante de tus atenciones dama caprichosa de hijo alado miope asustado. Fija tu pulso de una vez onanista indomable.
La condena de confinarte a una imagen lejana en un mundo de ilusiones en la que el cielo parece esperar por el fin de la gravedad.
Me dicen que te mate pero no puedo perderte en este momento en el que no hay consuelo. Me dicen que te olvide pero no puedo olvidarte sin cerrar mi pena antes. Me dicen que te calle pero es tu silencio lo que todavía arde mientras mis alas lo avivan al llegar la noche.
Pretendí suicidarte pero diste aire a mis dedos sobre teselas blancas llenas de juegos de palabras. Fui secuestrado por mandato de tu indiferencia, a cada día, más descarada, por otro lado, deseada pues era algo mejor que la nada o eso creía.
Terminé por follarte nueva, lenta y torpemente o eso me dijeron, tengo tu regalo aquí abandonado, se ríe a cada mañana de mi nueva, lenta y torpe forma de amarte en silencio.
He vuelto. Soy yo de nuevo. El turista emocional viajando hacia el sur donde el cielo todavía espera encontrarse con nosotros, con otra sonrisa, para mi la primera desde hace varias vidas pasadas dentro de una espiral.
Mientras me sumerjo en este oscuro lecho de sal y algas apareces con tus escamas de nácar, burlona distante bufona del azar y las señales. Agarras la mano que señala hacia el cielo, la sumerges despacio mientras me dices..."el cielo puede esperar...".
Cerré los ojos.Hasta aquí turista. Fin.
Ahora bien, no entendí si dijo te o me