Lo más imperfecto del soñar es caer en la cuenta de que nada se va a cumplir por muy cerca que creas haber estado de lograrlo. Visualizar una meta ayuda a sobrellevar mejor los errores, asimilar de una manera menos autodestructiva el fallo incluso darte una pista de que pasos dar y no dar...sólo que falla una cosa. El escenario completamente imprevisible.
En esto un tal Murphy podría contarnos muchas anécdotas.
Lo más perfecto del despertar es encontrarte sólo en el lecho sin más hechos que un sobre de ibuprofeno, un vaso de agua y una pintada de carmín en la sábana.
Es lo más real que puedes atesorar de una parte de la felicidad aunque te deje un fuerte dolor de boca. Al menos...lo has tocado.
Los sueños a veces se cumplen ;)En serio.
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