sábado, 2 de enero de 2010
Ellas
Estaba tan llena de vacíos que buscaba desesperada el rechazo de voces masculinas para sentirse algo, para trascender de la mierda en la que se bañaba voluntariamente cada mañana. Tanta necesidad tenía de sentirse algo, por destructivo y asqueroso que fuera, que no dudaba en emplear cualquier sucia forma de lenguaje para llamar la atención, aspera al tacto escucharla provocaba el roce de mi boca en una almohada de ortigas. Tenía ganas no lo puedes ni imaginar, de taparle la boca con piropos pero no había en ella nada más que escritura automática salpicada de ensoñaciones sacadas de un libro leído la pasada noche. Olvidaba ella que mostrarse así era para mi una forma de engaño burda que por un lado me encantaba pero por otra rechazaba. Cuando alguien se siente atrapado los golpes no distinguen entre amigo o enemigo. No entendía ella que su grito de auxilio fue para mi toda una invitación al exilio del olvido.
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He empezado a leerte y ya que estoy te seguire...
ResponderEliminar;)