viernes, 1 de enero de 2010

Sin hilos

Noches de lunas azules...noches de vestidos negros en cuerpos trinitarios...el hielo se derretía en mis manos como los recuerdos de nuestro último encuentro. Sin rastro de la mujer de los labios rebeldes rojitos, sin rastro de cualquier esperanza de venganza de mi boca sobre la tuya me encontré de repente bailoteando en una fiesta de disfraces de los 80, Loco mía, George Michael, un pijo de jersey amarillo y mecanos articulados a mi alrededor eran una buena compañia para protegerme del exterior adornado de lluvias rabiosas.

Esa noche había que pagar en todos los lugares para entrar y ser uno más, menos para observarte, menos para decirte tantas cosas en voz baja que ya no las podré volver a imaginar pronunciar. Sabes que lo haré mientres dure este trance llamado vida...te seguiré con la vista oculto en la oscuridad donde cada noche me depositas inerme...confiada en que mis ojos de cristal son tan sólo eso, piedras que se empañan al verte entre el vaho de la ducha en la que me sumerjo sin que lo sospeches con una esponja en mis pequeñas manos a adorarte desde los pies hasta donde la vista logre alcanzarte.

Creo escucharte abriendo la puerta de la entrada...dejaré todo como está...y volveré a mi esquina oscura esperando a que tengas miedo y vengas a buscarme...en tu sueño...te susurraré mi nombre y mis miedos.

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