viernes, 18 de diciembre de 2009

Dedos congelados


En la calle hace frío, de lo que llevamos de año, 20 indigentes han muerto por enfermedad…la soledad ayuda, el frío acelera mientras que a otros los conserva en sus poltronas de inactividad electoral.

Os dije que fuera hacía frío no? En mi casa también y por más que pongo la calefacción no logro sacarme de encima esa sensación entumecedora alérgica a la lana. Tengo una ventana justo a mi derecha que me permite observar la duermevela constante de la calle. Un estanco, una galería de arte, frío, frío y gente con destinos dispares.

Me apetece abrir la nevera pero por hoy le daré una tregua a mi lengua seca. Mis dedos apenas articulan palabra pero me resisto a vencer como tú.
Leo todo lo que sucede en el mundo, bueno, lo que otros como tú o yo creen merecedor de aparecer en la ámbito público lo que no quiere decir que sea importante. Omito por supuesto a los caza recompensas galácticos. Me aburren. Siempre lo mismo. Me aburre el género humano que me venden. Apenas hay consenso en nada salvo en lo cancerígeno de nuestros actos. Palabras, palabras y más palabras llenas de sensacionalismo, de buenas intenciones pre púberes…hay que esto, hay que de aquello otro…y qué? Me pregunto, y qué.

Para cuando un nuevo orden mundial. Para cuando una verdad encadenada a otra verdad…ni tan siquiera cuando esta es tan evidente, en estos tiempos de crisis del Bienestar (hay mundos que se ríen de nuestra crisis) hay alguien digno de señalar firmemente a los responsables. Al final…siempre pagan los mismos…Los pobres..sea este que escribe desde el frío interior de su casa como del que se encoje temblando desde el exterior de su casa. Siempre hay perdedores aunque nos traten de explicar que las decisiones en ocasiones son complicadas o que implican un sacrificio por nuestra parte. Me queda claro que siempre tendremos que hacer un sacrificio…lo asumo…por un amigo o por un necesitado pero aunque sea muy humano, católico y apostólico, me niego a sacrificarme por quienes hacen oídos sordos a esos anónimos de la calle del frío. Por ello dejo de creer en ellos…dejo de creer en sus proclamas y buenas intenciones partidistas.

Existen sectas bajo las siglas S.P que luchan entre ellas por el interés general…aunque lo de general tendrían que matizarlo. Mientras siguen con sus juegos de dialéctica barata, escrita en papel ante la incapacidad de un habla digna, los famosos daños colaterales se seguirán amontonando en las puertas de sus casas pero no hay de qué preocuparse. Somos felices porque tenemos mala memoria. Quiero creer que es así porque de lo contrario…seremos los siguientes en extinguirnos por méritos propios y no sólo congelados.

1 comentario:

  1. Me deprimes hasta puntos insospechados. Incluso más que yo y es bastante difícil ;)

    Un beso, Turista.

    ResponderEliminar