Hace tiempo que abandoné la cuneta de la indiferencia soportando las olas que las ruedas de coches en formato bala provocan al pasar a mi lado. Hace tiempo que no sé nada de los pasados, dejo el coche abierto con las luces encendidas. Nada importa. No, no me contradigo. La indiferencia es una deformación de la ceguera. Que puede suponer abandonar un coche en medio de la noche, en una carretera secundaria camino a ninguna parte. Continuo caminando sin paso, percibiendo como la grava se clava en la suela de mis zapatos de goma, me gusta esa sensación. Mis pies encallecidos todavía susurran mientras que las manos inertes cuelgan en los costados sin más cadaveres que profanar. Porque no lo dudes...eras un cadaver sin brillo en los ojos.
Siempre admiré la capacidad del ser humano para y por arruinar una vida bien sea la suya o la propia, de propiedad que no es lo mismo que suya, de posesión, no.
Te decia que siempre admiré esa capacidad por obrar tragedias o milagros. De ser genios borrachos a borrachos derrotados, de ser amante amazona a no ser más que un conjunto de palabras en una hoja que bien podria estar en blanco. No hay mucha diferencia que no indiferencia en unas palabras pronunciadas hace para mi décadas con todo el corazón que de las que ahora creo percibir en un eco, en una conversación cercana...percibo el sentimiento con la misma intensidad con la que percibia ese aliento alcoholico cerca de mi boca, sí, todavía lo recuerdo e incluso lo saboreo para no olvidarme de lo que no es bueno. Los sentimientos son el resultado de una química no siempre bien entendida...simple verdad? como la vida misma tal vez...no hay que buscar grandes teorias para diferenciarnos del animal que en el fondo llevamos dentro y que tantas veces te gustaba desatar.
Me interno en un bosque húmedo. Me acuerdo de ti. Huela a humedad...mis manos rezuman de ti...las olisqueo...no...por aqui hay lobos. Creo que podré encontrar la salida a toda forma de vida inteligente si continuo hacia delante. Por lo menos durante la brevedad de la noche...dejaré atrás todo aquello que refleje mi nombre...quien soy y qué hice...Eso no lo podré cambiar nunca. Las disculpas no valen más que para poder sentarse delante de la tv con una media sonrisa ladeada de orgullo enmascarado de tranquilidad. No te confundas...no sirven para devolverte nada. La paz la lograré al margen de ti o de ti...de palabras o ausencias de agravios. La paz es toda evasión de lo que significa el roce de lo insignificante e indiferente de unas palabras susurradas con voz de sexo porque mañana tal vez...te fijarás en la extraña mirada del cartero o de lo atento que es el vecino del sexto que se masturbaba la lengua al verte pasar. Lo que hiciera cara adentro fingias ignorarlo. Te quedas con lo atento...porque mi indiferencia a esas necesarias caricias psicológicas te hacia creer que no te amaba mientras rechazabas mis manos sobre tu cadera en la mitad de la noche al intentar decirte...lo que te eché de menos...Tal vez lo soñaste...
Creo que el final del bosque se acerca...salgo de la vegetación asfixiante. Mierda...ese es mi coche...
El sonido de un motor diesel es odioso...pongo el Agaetis a un volumen tal que me creo orbitando. Conducir de noche con el cielo despejado tiene sus recompensas...tal vez la idea de ser algo civilizado no sea tan descabellada...adoro mi coche, por lo menos esta noche.Siento mis manos con vida. Mientras conduzco de forma automática...vuelvo a la idea de que unas palabras tienen el valor de quien consigue mantenerlas guardadas lo suficiente como para no hacerlas vulgares, rutinarias...y en eso...tu siempre me llevaste la delantera.
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