miércoles, 28 de octubre de 2009

Acto de salón

Las sombras se abrían paso a través de su voz hipnotizando al público como ratas al son de una flauta, miraba a mi lado y notaba tu ausencia como si pudiera tocarla.
Los cuchillos afilados de sus palabras se clavaban en mi recordándome tu ausencia, como si pudiera tocarla.
El escenario vacío se mofaba de mi, mis ojos buscaban entre el público la duda de tu aparición quitándome para ello los cristales que me hicieron creyente de ti, como si pudiera tocarte en un milagro imaginario.
Cada aplauso era una sinfonía de homenaje a los sentimientos compartidos por unos y por otros aunque tu y yo los alquilásemos, como si pudiera comprarlos, conservarlos, tocarlos.
Simulacro de mi, me dibujo como un simulacro de mi mismo tratando diluirme paso a paso hacia atrás como un cangrejo ermitaño y huraño de ti. Deshacer el camino como quien replanta un bosque con flores de plástico…no muy diferentes de ti o tal vez de mi, son palabras que me acercan a ti, como si pudiera tocarte. Cada una de ellas es una renuncia de todo momento vivido. Me arranco la piel a tiras arrojando al polvo todo resto de ti, todo olor que me pueda confundir.
Me arranco la piel, no se fingir, saco fotografías de los momentos que rechazaste, butacas de salón vacías, gestos vacíos, excusas vacías, momentos vacíos, sentimientos vacíos, todo lo que me rodea me vacía por dentro y cansado como estoy de vivirte por momentos me retiro lejos, sin que medie entre nosotros más que el silencio y nuestros pronombres.

Las sombras se abrían paso a través de su voz hipnotizando al público como ratas al son de su flauta, miraba hacia ti con mi buen ojo cerrado y notaba tu cercana certeza de no encontrarte ya más, ni desearlo. Los aplausos me despertaron. A pesar de nuestro mutuo rechazo, y de este hasta luego ufano, todo reside en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario