domingo, 28 de noviembre de 2010

Idas

Pides ayuda rodeada de fuegos que nadie quiere apagar.
La verdad suele ser más sencilla, no frunzas el ceño.
Me acerco como amigo. Sin más esperanzas,
sin más señuelos.
Me acerco a ti en son de paz.

No levantes el velo de mi ingenuidad todavía.
Te dejaré jugar durante un tiempo
al gato y al ratón sin definir los papeles
tejidos a medida por la aguja que olvidaron
quitar de mi chaqueta...todavía con remiendos, todavía.

Te sigo rezando cada día aunque disimule bien
tus idas y venidas.

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