viernes, 26 de noviembre de 2010

Barras en la ventana.

Nunca más volvimos a encontrarnos a pesar de mis intentos infantiles de forzar las casualidades. Me comporté como un amante seguidor de los rituales. Vi pasar tantas semanas por delante de mis ojos deseando que llegase la noche de cada fin de semana que consumí mi tiempo entre las almohadas de la esperanza paranoide.

Todavía guardo el momento. Me aferro a él. No hay necesidad de olvidos. Lo que pasó entre ella y yo aquella noche ante aquella barra atestada de penitentes carece ya de importancia. Nunca más volvimos a encontrarnos a pesar de que sigo aguardando.

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