Te había prometido que no nos volveríamos a ver. Mentí. Esperaba la ocasión perfecta para volver a ti. Una noche más nos encontramos y jugamos. Los dados trucados. Me esfuerzo en entender los patrones de juego sin esperanza de un resultado positivo. Apostamos todo a número ganador, perdedor...da igual. Estamos jugando cuando hace tiempo te prometí que no lo volvería a hacer. Pero es lo que tiene tu presencia. Lo nubla todo, hace que todo carezca de importancia y me ofusco entendiéndote, perdiendo el tiempo que no me sobra, pronunciando noes que atesoro.
Las sensaciones son tan contradictorias como siamesas. Tan cerca y tan lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario