lunes, 4 de junio de 2012

Viejo

Hoy puedo decir que he renunciado a mi mismo. Prometo morirme pausadamente, hacerme más lento, más conservador, menos literario. Prometo dar rienda suelta a las rutinas, las diatribas y las romerías. Colgaré bolitas de naftalina, contaré cada moneda para llegar a final de mes. Criticaré a las jóvenes por su vida malgastada, enviudado por la soledad. Prometo sentarme cada mañana en ese banco maltratado como yo mismo, con migas de pan y palomas que picotean cerca, a mi lado, los pies. Prometo enfermar con cada suspiro de aire y perder la vida con todo lo que hice antes. Prometo envejecer, perder la vida con palabras amontonadas como cabezas guillotinadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario