miércoles, 28 de julio de 2010

Espacios






No me gusta compartir espacios privados con personas públicas. Me siento invadido por sus discursos tan predecibles que me dan ganas de invitarles a saltar del coche mientras alcanzo los 120 km.

Existen patrones que se repiten en las personas con las que me suelo encontrar. Desde prepotentes pequeños hombres que visten uniformes hasta cuando tienen su ración semanal de sexo rutinario y anodino hasta aquellos beatos cuyas vidas tienen un número de móvil asociado. La vida de la familia para el domingo y fiestas de guardar. El resto de la semana para salivar.

Parece ser lo normal y común para los mortales. Por suerte alguno se tira en marcha y le pierdo la pista.

Por desgracia, creo que me encontraré con otros muchos seres parecidos en este baile de disfraces en el que me encuentro.

No me gusta compartir mi espacio vital con seres ajenos a mi credo. Al final cedo y tomo algo con ellos. Intercambia sus comentarios sexistas mientras le respondo con silencios tensos y una mínima sonrisa de medio lado. Es la única tregua que le doy.
Se cree que eso es ya un adelante! y se lanza como un kamikaze a detallarme sus lindezas y miserias. Le dejo. Necesito de su arte para sentarme aquí y contártelo una vez más.

No me gusta compartir mi espacio vital a no ser que tengas algo bueno que aportarme.

Por desgracia...por muchos anillos dorados mordorianos que te pongas, seguirás siendo un amigo de lo ajeno, sea bien material o emocional. La ley es muy sencilla.

Ten lo que yo tengo y dejaré de tener. Esta es la fuente de la felicidad eterna. Tener mientras los demás no tenemos.

Me rindo ante tal obviedad mientras me conformo con las sobras...ser y no más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario